Según el calendario de efemérides de la revista japonesa Metropolis el día 24 de marzo se conmemora que en 1928 Japón usó maniquíes por primera vez en los grandes almacenes Takashimaya. La palabra inglesa "mannequin" fue considerada de buen auspicio porque en japonés sonaba como las palabras mane (llamar) y kin (dinero). Algunos anuncios del sector en esos años, para promocionar el uso en sus escaparates, llamaban a estos figurines tridimensionales "incansables vendedores que trabajan las veinticuatro horas del día".
Acostumbrados como estamos ahora a pasear viendo a estas figuras en los escaparates, cuesta imaginarse la sensación de asombro que debía producir el realismo de estos maniquíes. Conservados en museos como el de la Japan Mannequin Display Assotiation, de aquella época nos queda el testimonio de esos maniquíes en cuyos acabados, proporciones y facciones podemos ver el reflejo de las tendencias y la moda del momento. A pesar de todo, éstos siguen produciendo en nosotros cierta fascinación, sentimiento que hace que aún en la actualidad los maniquíes sigan siendo el mejor soporte para mostrar ropa en un escaparate.
En este sentido es muy recomendable el libro Counter Culture (The allure of mini-mannequins) de Steven Heller y Louise Filli, dedicado a la historia de los maniquíes en miniatura y donde se recoge una excelente selección de fotografías de estos elementos, coleccionados por sus autores a lo largo de veinte años. En el libro nos explican cómo fue ésta una tipología destinada a ser usada en mostradores de comercios y cómo acabó desapareciendo a finales de los años cincuenta debido a su elevado coste de producción, siendo sustituidos por displays realizados en cartón.
Acostumbrados como estamos ahora a pasear viendo a estas figuras en los escaparates, cuesta imaginarse la sensación de asombro que debía producir el realismo de estos maniquíes. Conservados en museos como el de la Japan Mannequin Display Assotiation, de aquella época nos queda el testimonio de esos maniquíes en cuyos acabados, proporciones y facciones podemos ver el reflejo de las tendencias y la moda del momento. A pesar de todo, éstos siguen produciendo en nosotros cierta fascinación, sentimiento que hace que aún en la actualidad los maniquíes sigan siendo el mejor soporte para mostrar ropa en un escaparate.
En este sentido es muy recomendable el libro Counter Culture (The allure of mini-mannequins) de Steven Heller y Louise Filli, dedicado a la historia de los maniquíes en miniatura y donde se recoge una excelente selección de fotografías de estos elementos, coleccionados por sus autores a lo largo de veinte años. En el libro nos explican cómo fue ésta una tipología destinada a ser usada en mostradores de comercios y cómo acabó desapareciendo a finales de los años cincuenta debido a su elevado coste de producción, siendo sustituidos por displays realizados en cartón.
Hola, trabajo en la " Escola São Paulo" en Brasil/São Paulo. Tenemos muchos cursos de visual styling. Te paso los links por si quieren comunicar por alla (http://www.escolasaopaulo.org/atividades/vitrinismo-avancado/vitrinismo-avancado). Gracias, Manuela
ResponderEliminarBuenísimo el post! Me encanta leer este tipo de breviarios culturales. Muy acertado lo de "mane (llamar) y kin (dinero)", así como no iba a ser buen augurio.
ResponderEliminar-Erika
http://theshopwindow.wordpress.com/
http://kekahe.tumblr.com/
Hola Manuela! No conocía la escuela, gracias por la información. Me alegra saber que por São Paulo se hacen cosas interesantes relacionadas con el Visual Merchandising y el Escaparatismo.
ResponderEliminarErika, muchas gracias por tus comentarios. Hace ya días que te quería felicitar por tu blog (http://theshopwindow.wordpress.com/) y darte las gracias también por incluirme entre tus favoritos. Por favor, continúa con tu fascinación por el retail... :-)
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