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En un ambiente global de crisis una de las tendencias que parece estar creciendo cada vez más, junto a la cultura del reciclaje, es la cultura de compartir. Una tendencia que en el mundo del libro no es ninguna novedad, porque si hay un objeto que lleva inmanente la idea de ser compartido, sin duda éste es el libro. Con la aparición de las primeras bibliotecas públicas se afianzó la idea del libre acceso a la información como un derecho universal. Este mismo principio es el que ha hecho proliferar en Alemania la aparición de bibliotecas en las calles, una iniciativa que busca convertir el acto de compartir un libro en algo más espontáneo y menos institucionalizado.
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Uno de los retos de este sector, que observa con incertidumbre la aparición del libro digital, consiste en no perder lectores. Estas acciones de carácter público, lejos de perjudicar a una industria afectada por la situación económica, son una buena manera de promover la lectura haciéndola más accesible. En este sentido, cualquier tipo de reivindicación que dinamice el uso del libro, en sus diferentes formatos, debería ser considerado como algo positivo. Un fenómeno, éste de compartir libros, que se ha extendido en los últimos años y en el que han proliferado diferentes acciones, desde el intercambio libre mediante el Bookcrossing, hasta celebraciones como la de El Día B (Día de la Bibliodiversidad). Una tendencia que se presenta también como una oportunidad para diseñadores y gente creativa a la hora de crear un nuevo mobiliario urbano o reutilizar el ya existente.
Images © James Econs - John Locke - The Book Booth
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